Dejando la niebla atrás,
nos guía la luz del Sol.
Subiendo a la cima del mundo,
parece que llegó nuestro turno.
El calor apacigua nuestro Ser,
cerramos los ojos para ver.
Reposamos en el instante presente,
abrimos el corazón a lo existente.
Abrazamos el entorno,
agradecemos el momento.
Nos encontramos, somos.
Piedra en ruinas,
convertida en castillo de amor.
Corazón grabado en el monte.
Miradas que escapan a la razón,
niebla que se disipa en el horizonte.
Corría por dentro la energía,
galopaba, se expandía.
Volábamos sin alas,
nos comunicabamos sin palabras.
Fundidos en el vacío,
sintiendo la plenitud.
Palpando la paz,
repletos de gratitud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario