jueves, 8 de marzo de 2012

Lloro gélidas llamas

Lloro lágrimas que queman,
lloro gélidas llamas
que rasgan mi córnea
hasta dejarla seca y cuarteada.

En mi corazón, una brecha
que abriste con delicadas manos.
Introduce tus dedos en este corazón
y revuelve todo lo que quieras.

No busques en vano
porque nada es lo que era.
Tu me has querido cambiar
y a una yegua salvaje
es imposible domar.

Quizás sea éste nuestro fin,
pero antes de cerrar el candado
deja que asimile lo que ha pasado,
pues ahora mismo, en ti sumida,
la idea de que no exista un “nosotros”
escuece tanto como limón en la herida.

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